¿Cómo va vuestra vida laboral? ¿Algún cambio en los últimos
meses? Esperemos que si los ha habido, hayan sido para mejor. Bien, habiendo
hablado en posts anteriores de herramientas de búsqueda de empleo más
“clásicas”, en este post voy a centrarme en otros recursos que, aunque quizá no
de forma directa, también te pueden ayudar a que encontrar trabajo te resulte
un poquito más fácil. Para ello, vamos a desgranar el concepto de
“empleabilidad”, centrándonos asimismo en métodos para mejorarla.
-¿Qué es la empleabilidad?
El concepto de empleabilidad podría definirse de forma
sencilla como la probabilidad que una persona que busca empleo tiene de
encontrarlo. Por supuesto, eso no es algo aleatorio; depende de múltiples
factores y variables, y también del tipo de puestos que aspiras a ocupar. Una
persona “empleable” es aquella cuya formación, experiencia, idiomas y/o
circunstancias son favorables de cara a encontrar el trabajo que desea. Dentro
de este concepto, también se ha de destacar la importancia que tienen aspectos
psicológicos como la motivación, la capacidad de adaptación, habilidades,
destrezas, competencias profesionales, etc. Por tanto, a mayor formación, mayor
experiencia, más conocimientos de informática e idiomas y, por supuesto, a
mejores herramientas y métodos de búsqueda de empleo, mayor es tu potencial y
tu probabilidad de encontrarlo, y más grande es tu empleabilidad. En
definitiva, estarás más adaptado a un mayor rango de puestos de trabajo.
Por otro lado, este concepto se ha de relacionar siempre con
la rama profesional en la que se está buscando activamente empleo. Si, por
ejemplo, buscas trabajo en una tienda de ropa, además de la formación profesional
la experiencia previa en ese ámbito va a ser muy importante. Pero si, siguiendo
el ejemplo, cuentas con experiencia en otro tipo de establecimientos (por
ejemplo, un supermercado) quizá tu empleabilidad no sea la más adecuada o
ajustada. Asimismo, la empleabilidad puede no ser la adecuada por exceso o por
defecto, ya sea de experiencia o de formación; esto podría aplicarse a
infinidad de profesiones con muchas ramas. Por ello, es muy importante seguir
formándose siempre, aprendiendo, para saber más de otros ámbitos de tu misma
carrera profesional. Y aquí entra en juego la formación continua.
-La formación continua.
En un mundo laboral tan sumamente cambiante como el actual,
no podemos limitarnos a quedarnos con aquello que hemos aprendido durante los
años de bachillerato, formación profesional o incluso carrera universitaria. La
inestabilidad y la precariedad laboral pueden hacer que lo que ahora sabemos y
utilizamos en nuestra profesión no nos sirva en otro puesto de trabajo, en el
que nos requieran otros conocimientos o técnicas; de ahí la importancia de la
formación continua a lo largo de la vida laboral. Actualmente, muchas empresas
con una buena gestión de Recursos Humanos incluyen en su planificación anual formaciones
internas para los empleados; pero si todavía estás buscando un trabajo es mejor
ir formándote en distintas facetas, asistir a cursos, jornadas y congresos,
aprender idiomas y certificarlos, etc. De esta forma, se amplía el abanico de
ofertas a las que puedes estar bien adaptado.
-Otros recursos.
No puede negarse; otra forma muy recomendable de aumentar
nuestras posibilidades de conseguir ese ansiado trabajo a día de hoy es “tirar”
de contactos. Una buena gestión de contactos puede hacernos ascender en
empleabilidad. Pero tampoco sirve el hacerlo de cualquier manera: Una gestión
eficiente de nuestra red de contactos profesionales incluye el saber
utilizarlos de forma racional, consecuente y no “aprovechada” o pesada. Pide a
aquellos profesores con los que más confianza hayas establecido que te informen
de aquellos cursos, másters u ofertas que te puedan interesar; intenta hablar directamente
con los directores de las empresas cuando les entregues el CV; véndete bien (o,
al menos, inténtalo: cómo evitar ponerte nervioso en una entrevista); crea unas
tarjetas de visita profesionales y entrégalas con tu CV; cuida tu reputación
on-line (es decir, qué y cómo publicas en las redes sociales), etc. En este
sentido, también son muy útiles las redes sociales de carácter profesional,
tipo LinkedIn, ya que aumentan tu visibilidad entre los círculos profesionales
relacionados con tu formación y experiencia, e incluso incluyen ofertas
laborales.
Ya hemos hablado de cómo la formación te abre muchos caminos,
pero en el increíblemente complicado mercado laboral actual, a veces la
experiencia resulta imprescindible (todos nos hemos encontrado con la típica
oferta en la que se busca a una persona joven, pero con mil años de
experiencia…). Por eso, a veces es necesario encontrar un camino “no laboral”
para ir ganándola. En ese sentido, en determinados tipos de profesiones el
voluntariado puede ser una opción muy interesante para ir ganando esa
experiencia que la crisis no nos permite ganar con una relación de tipo
laboral. Pero cuidado: Si ejerces de voluntario tienes que tener muy claro
cuáles son tus derechos y obligaciones como voluntario. Si eres voluntario,
significa que participas en esa entidad o asociación de forma altruista, no
remunerada, y sin exigir una relación laboral posterior. No se ha de confundir
la experiencia que ganas con el objetivo de un voluntariado.
Todo consejo parece poco para la delicada situación en la
que muchos de los potenciales trabajadores de esta sociedad se encuentran, y
además, es imposible aplicarlos todos. Pero sé constante, persiste y no te
rindas, incluso cuando se te cierre alguna puerta. Porque cuando se cierra una
puerta… Bueno, ya sabes. ¡Hasta la próxima!
David Olivares Valles
@davipsico