Haciendo una parada en las mini-secciones recientemente
estrenadas en este Blog, hoy dedico esta publicación a un tema sobre el que
llevo meses queriendo escribir. Como ya dije nada más abrir mi página de Facebook, me topé con una serie de Blogs y páginas web que hacían apología de
la Anorexia y la Bulimia, a través de una petición popular para cerrarlas. Y es
que a nivel de medios de comunicación, parece que ya no se habla tanto de
dichos trastornos, pareciendo incluso que sean un tema “pasado de moda”. Sé que
sobre esto ya se han escrito muchísimas cosas durante años, pero me parece
importante hacer un pequeño resumen en este punto para todos aquellos que no
conozcan las características básicas de estos problemas.
-La influencia de los medios de comunicación.
Sin apenas darnos cuenta, estamos constantemente
bombardeados por un sinfín de anuncios, programas, imágenes y productos que nos
presentan a modelos de cuerpos esculturales y atractivos. De hecho, si nos
fijamos, en ocasiones se condiciona ese ideal de belleza con la felicidad,
creando así la idea errónea de que sólo seremos felices (igual de “felices” que
esos modelos) si nuestro cuerpo también es así. Si a esto le sumamos que muchos
de esos productos están diseñados y enfocados al público joven y/o adolescente,
puede empezar a formarse una peligrosa cadena de pensamientos que lleven a un
joven a obsesionarse por su físico.
Resulta obvio que un cuidado de nuestro aspecto y de nuestra
salud es siempre importante, que la participación en actividades deportivas es
beneficioso para los adolescentes (donde también cumple una importante función
de interacción social extracurricular) y que la opinión que los demás tienen de
nuestra personalidad y de nuestro físico es, si cabe, más importante en esta
etapa que en cualquier otra de nuestro desarrollo evolutivo. Sin embargo,
padres y educadores deben prestar mucha atención a algunos signos de alarma que
podrían indicar la existencia de un trastorno de la conducta alimentaria.
La anorexia nerviosa y la bulimia son, en resumen, trastornos
de la conducta alimentaria caracterizados por un hambre auto-inducido y una
excesiva pérdida de peso (anorexia), y por la aparición de atracones de comida seguidos
de purgas u otras conductas dirigidas a compensar los efectos de ese atracón (bulimia),
pudiendo existir en estos trastornos una alteración de la propia percepción
corporal. Esto último implica que las personas con este tipo de problemas se siguen
percibiendo como “gordas” en el espejo, a pesar de que su delgadez resulta
extrema y evidente para el resto. Todo ello va acompañado también por un miedo
excesivo e irracional a ganar peso y por otros síntomas patológicos como
ansiedad, sensación de soledad y aislamiento, depresión, etc. Si quieres
ampliar el estudio sobre estos trastornos, puedes consultar todos los criterios
diagnósticos del DSM IV-TR para estos trastornos aquí, e incluso saber qué
cambios se han producido en el DSM V aquí.
Por tanto, se pueden establecer unas señales de alarma básicas
para detectar cuanto antes la presencia de algún problema relacionado con la comida
o con la conducta alimentaria: Pérdida de peso excesiva y rápida, negativa
repetida a comer una cantidad lógica de comida, obsesión por las calorías de los alimentos, eliminación o desaparición de
las comidas entre horas (por ejemplo, tirar repetidamente a la basura el bocadillo del
almuerzo en el instituto), disminución en la asistencia a reuniones sociales
por miedo a que se fijen en el físico, actividad física excesiva, obsesión por
la belleza y la perfección, etc. Como en otros problemas, detectar cuanto antes
algunos factores de riesgo y trabajar en ellos va a ayudar a que no se
desencadene un problema mayor que pueda afectar seriamente a la salud física y
psicológica de un joven o adolescente.
-Tratamiento.
En el caso de la anorexia, resulta casi obvio que el primer
objetivo médico con un paciente debe ser el restablecimiento del peso hasta unos
niveles clínicos saludables, tras lo cual debe haber un trabajo psicológico
importante en aquellas variables que han influido en el mantenimiento del
problema, tratando también de evitar las recaídas. Se ha de destacar que, si
bien las terapias de ingreso hospitalario de corte conductual basadas en
refuerzos/castigos dependiendo del aumento o no de peso pueden ser eficaces a
nivel físico, una adecuada Reestructuración Cognitiva (de la que también se ha hablado ya en este Blog) parece esencial para cambiar toda una serie de
actitudes y creencias con respecto a la figura, el cuerpo y la comida. También
se ha de señalar que un trabajo multidisciplinar y un buen apoyo familiar son
fundamentales para una buena recuperación. En este interesante vídeo quedan
resumidas algunas de las áreas en las que se debe intervenir con estos
pacientes:
En el caso de la bulimia, el rango de tratamientos es más
amplio, pasando desde terapias de corte cognitivo-conductual a terapias
sistémicas, farmacológicas, exposición con prevención de respuesta, etc., para
trabajar en los múltiples (y complejos) factores implicados. Para aquellos
compañeros psicólogos (o que aspiren a serlo) os enlazo aquí a un interesante artículo
de la revista de divulgación científica “Psicothema” donde podéis estudiar
cuáles son los tratamientos bien establecidos, probablemente eficaces y en fase
experimental, para trabajar en consulta estos trastornos de la conducta alimentaria.
En definitiva, la anorexia y la bulimia siguen siendo un
problema actual, que se puede prevenir, detectar y tratar eficazmente, y en el
que los medios de comunicación y los ideales de moda y de belleza tienen mucho
que decir. En mi opinión, desde edades tempranas, familias y educadores
deberíamos ser capaces de introducir como un factor más de nuestra personalidad la
capacidad de querernos a nosotros mismos, de mejorar nuestra autoestima, de
aceptarnos y de (cuidando nuestro físico y nuestra salud) ser felices con
nuestro propio cuerpo.
David Olivares Valles
@davipsico