-Algunos procesos cerebrales involucrados.
Para realizar un breve apunte al complejo proceso mental que
supone aprender un lenguaje, habría que destacar el cada vez más popular
concepto de plasticidad neuronal.
Este proceso, definido como la capacidad de las neuronas para modificar sus estructuras
y funciones según estímulos internos y externos, es el responsable de la adquisición
de nuevos aprendizajes, entre los que puede encontrarse aprender un nuevo
idioma. Esta capacidad, que nos permite entender el cerebro como un órgano
plástico o moldeable, consiste en la generación de conexiones cerebrales,
formando nuevas sinapsis (conexiones
entre neuronas) tras una serie de complejos procesos neuroquímicos. Pues bien,
desde que nacemos empezamos a conectar unas neuronas con otras, y si pensamos
que el cerebro de un niño de 6 años ya ha alcanzado el 90% de su valor adulto,
podemos entender lo importante que resulta en la infancia estimular la
adquisición de un nuevo idioma, exponerle a él, si queremos que un niño lo
aprenda (si bien es importante destacar que la maduración neuronal no ocurre al
mismo tiempo en todas las áreas del cerebro). Esta plasticidad neuronal es
mayor en los primeros años de vida y va disminuyendo gradualmente con la edad,
lo que ha llevado a pensar que existe un “periodo
crítico” para la adquisición de un nuevo lenguaje, que finaliza alrededor
de la pubertad, y tras el cual comenzaría el declive en la habilidad de
adquisición lingüística. Esta teoría iría ligada al concepto de especialización neuronal, ya que desde
el nacimiento las neuronas van especializando sus funciones, también las
lingüísticas, hasta la adolescencia. Por tanto, a medida que maduramos y la
organización de nuestro cerebro va haciéndose más especializada, tiende a bajar
nuestra capacidad para aprender otro idioma (si bien he de mencionar que esta
teoría se encuentra bajo revisión por parte de investigadores y psicolingüistas,
ya que plantea una potencialidad limitada en el aprendizaje lingüístico en los
adultos). A pesar de esto, se ha de destacar que frente a la menor plasticidad
lingüística y (habitualmente) mayor timidez de los adultos a la hora de
practicar un nuevo idioma, un adulto ha
aprendido a aprender, a “intelectualizar”
su aprendizaje, lo que favorece su capacidad de concentración, motivación y
niveles de esfuerzo empleados en aprender un nuevo lenguaje.
-El papel de la motivación.
Por tanto, no está todo perdido: Con esfuerzo y tenacidad,
un ser humano adulto puede lograr desenvolverse en otro idioma no materno.
Especialmente con el inglés, parece que los castellano-parlantes tenemos una
bonita relación de amor-odio: Nos
gusta apuntarnos a clases, nos suena moderno o cool, siempre es un propósito de año nuevo, viajamos a países donde
se habla… Pero no lo aprendemos. Y es que con hacer los ejercicios del Workbook no es suficiente: Para aprender
un idioma hacen falta grandes dosis de motivación. Llámalo ponerle empeño,
corazón o ganas, pero no aprenderemos un idioma (y realmente nada valioso en la vida) si no estamos
motivados a ello. Por tanto, si quieres aprender un idioma, primero pregúntate "¿Por qué quiero aprenderlo? ¿Qué me motiva a
ello? ¿Es por un factor interno (me
gusta ese idioma y quiero aprenderlo) o externo (lo necesito para mi trabajo o
estudios)?" Y tras decidir tus respuestas, establece un plan que se ajuste
de manera adecuada a la consecución del objetivo que persigas. Pero cuidado, sé
realista, ya que si te propones objetivos con estándares muy elevados o
prácticamente inalcanzables (como dominar un idioma en pocos meses) será muy
difícil que realmente los alcances, lo que te desmotivará en tu tarea y hará
que probablemente abandones el aprendizaje. Por tanto, establece unos objetivos
a corto plazo y con una dificultad intermedia (por ejemplo, ir avanzando en los
diferentes niveles de un idioma poco a poco) y así, con tiempo, esfuerzo y
constancia podrás alcanzar un óptimo nivel en el idioma que elijas.
Finalizo este post con un vídeo muy breve que explica la
importancia de la exposición al estímulo (como he citado anteriormente, un
ambiente que estimule el aprendizaje de ese idioma) para el aprendizaje de una
lengua. Y para todos aquellos que, como yo, estén intentando
dominar la lengua de Shakespeare, mucho ánimo… WE CAN!
David Olivares Valles
@davipsico
Como recomendación podrías investigar por qué después de toda una vida aprendiendo inglés y habiendo alcanzado un nivel bastante alto, llego a Alemania y, 5 meses después, soy incapaz de decir 4 palabras seguidas en inglés sin que se meta alguna en alemán por medio....
ResponderEliminarVenga, que ya tienes trabajo XD
¡Laura! ¡Qué alegría saber de tí! :)
EliminarPues por experiencia propia, creo que simplemente las bases fonéticas y gramaticales del alemán son mucho más fuertes que las del inglés, y al ser más complejas, invertimos más tiempo en memorizar y procesar las palabras en alemán. Y el parecido que hay (en ocasiones) entre ambos idiomas, hace el resto: ¡A mezclar palabras se ha dicho! jeje
Espero que todo vaya genial, un besazo muy fuerte.