viernes, 17 de enero de 2014

¿Por qué no aprendemos inglés?


Tras unos días esforzándome por ponerme al día en mis clases sobre este fantástico idioma, he recordado la siempre utilizada frase de “el inglés tiene que aprenderse cuando eres pequeño, si no después es imposible” para justificar lo difícil que nos resulta llegar a un nivel óptimo en las diferentes destrezas lingüísticas inglesas. Y es cierto: Para llegar a ser bilingüe (en cualquier lenguaje) no hay nada mejor como empezar a practicar el idioma desde los primeros meses de vida. Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿Cuáles son los mecanismos cerebrales responsables de esta incapacidad (o mayor dificultad) para adquirir un nuevo idioma una vez somos adultos? ¿Es posible llegar a defenderse en un idioma no materno si se empieza a practicar a edades adultas?

-Algunos procesos cerebrales involucrados.


Para realizar un breve apunte al complejo proceso mental que supone aprender un lenguaje, habría que destacar el cada vez más popular concepto de plasticidad neuronal. Este proceso, definido como la capacidad de las neuronas para modificar sus estructuras y funciones según estímulos internos y externos, es el responsable de la adquisición de nuevos aprendizajes, entre los que puede encontrarse aprender un nuevo idioma. Esta capacidad, que nos permite entender el cerebro como un órgano plástico o moldeable, consiste en la generación de conexiones cerebrales, formando nuevas sinapsis (conexiones entre neuronas) tras una serie de complejos procesos neuroquímicos. Pues bien, desde que nacemos empezamos a conectar unas neuronas con otras, y si pensamos que el cerebro de un niño de 6 años ya ha alcanzado el 90% de su valor adulto, podemos entender lo importante que resulta en la infancia estimular la adquisición de un nuevo idioma, exponerle a él, si queremos que un niño lo aprenda (si bien es importante destacar que la maduración neuronal no ocurre al mismo tiempo en todas las áreas del cerebro). Esta plasticidad neuronal es mayor en los primeros años de vida y va disminuyendo gradualmente con la edad, lo que ha llevado a pensar que existe un “periodo crítico” para la adquisición de un nuevo lenguaje, que finaliza alrededor de la pubertad, y tras el cual comenzaría el declive en la habilidad de adquisición lingüística. Esta teoría iría ligada al concepto de especialización neuronal, ya que desde el nacimiento las neuronas van especializando sus funciones, también las lingüísticas, hasta la adolescencia. Por tanto, a medida que maduramos y la organización de nuestro cerebro va haciéndose más especializada, tiende a bajar nuestra capacidad para aprender otro idioma (si bien he de mencionar que esta teoría se encuentra bajo revisión por parte de investigadores y psicolingüistas, ya que plantea una potencialidad limitada en el aprendizaje lingüístico en los adultos). A pesar de esto, se ha de destacar que frente a la menor plasticidad lingüística y (habitualmente) mayor timidez de los adultos a la hora de practicar un nuevo idioma, un adulto ha aprendido a aprender, a “intelectualizar” su aprendizaje, lo que favorece su capacidad de concentración, motivación y niveles de esfuerzo empleados en aprender un nuevo lenguaje.

-El papel de la motivación.

Por tanto, no está todo perdido: Con esfuerzo y tenacidad, un ser humano adulto puede lograr desenvolverse en otro idioma no materno. Especialmente con el inglés, parece que los castellano-parlantes tenemos una bonita relación de amor-odio: Nos gusta apuntarnos a clases, nos suena moderno o cool, siempre es un propósito de año nuevo, viajamos a países donde se habla… Pero no lo aprendemos. Y es que con hacer los ejercicios del Workbook no es suficiente: Para aprender un idioma hacen falta grandes dosis de motivación. Llámalo ponerle empeño, corazón o ganas, pero no aprenderemos un idioma (y realmente nada valioso en la vida) si no estamos motivados a ello. Por tanto, si quieres aprender un idioma, primero pregúntate "¿Por qué quiero aprenderlo? ¿Qué me motiva a ello? ¿Es por un factor interno (me gusta ese idioma y quiero aprenderlo) o externo (lo necesito para mi trabajo o estudios)?" Y tras decidir tus respuestas, establece un plan que se ajuste de manera adecuada a la consecución del objetivo que persigas. Pero cuidado, sé realista, ya que si te propones objetivos con estándares muy elevados o prácticamente inalcanzables (como dominar un idioma en pocos meses) será muy difícil que realmente los alcances, lo que te desmotivará en tu tarea y hará que probablemente abandones el aprendizaje. Por tanto, establece unos objetivos a corto plazo y con una dificultad intermedia (por ejemplo, ir avanzando en los diferentes niveles de un idioma poco a poco) y así, con tiempo, esfuerzo y constancia podrás alcanzar un óptimo nivel en el idioma que elijas.

Finalizo este post con un vídeo muy breve que explica la importancia de la exposición al estímulo (como he citado anteriormente, un ambiente que estimule el aprendizaje de ese idioma) para el aprendizaje de una lengua. Y para todos aquellos que, como yo, estén intentando dominar la lengua de Shakespeare, mucho ánimo… WE CAN!



David Olivares Valles
@davipsico 

2 comentarios:

  1. Como recomendación podrías investigar por qué después de toda una vida aprendiendo inglés y habiendo alcanzado un nivel bastante alto, llego a Alemania y, 5 meses después, soy incapaz de decir 4 palabras seguidas en inglés sin que se meta alguna en alemán por medio....

    Venga, que ya tienes trabajo XD

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    1. ¡Laura! ¡Qué alegría saber de tí! :)

      Pues por experiencia propia, creo que simplemente las bases fonéticas y gramaticales del alemán son mucho más fuertes que las del inglés, y al ser más complejas, invertimos más tiempo en memorizar y procesar las palabras en alemán. Y el parecido que hay (en ocasiones) entre ambos idiomas, hace el resto: ¡A mezclar palabras se ha dicho! jeje

      Espero que todo vaya genial, un besazo muy fuerte.

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